NUESTRAS ACTIVIDADES

4 mar 2010

¡HABLA NUESTRO PASTOR!

“Los laicos en unidad, signo de fraternidad” Queridos hermanos y hermanas: Ya hemos avanzado un buen trecho del camino cuaresmal hacia la gran celebración de la Pascua del Señor, en la Semana Santa. Va adelante también el plan de “nivelación” en nuestro proceso pastoral, acordado para el presente año. Avanza igualmente la conciencia de unidad que acompañará, mes a mes, los énfasis que mediante la oración, la reflexión, el compromiso, las actitudes, el discernimiento serán motivo de maduración de todos en comunidad, como Pueblo de Dios. Por eso quiero ahora invitarlos a que me acompañen en la siguiente reflexión sobre la “Unidad en el Laicado” que será el aspecto en el que centraremos nuestra atención en el mes de Marzo.
Quien es el Laico? Conviene recordarlo, porque se ha ido introduciendo el término “laico”, para calificar lo contrario de lo que para la Iglesia significa. En efecto hoy se habla de “Estado Laico” o “educación laica”, para indicar la indiferencia o el rechazo a los derechos religiosos que todos tenemos, en la organización de la sociedad o en la búsqueda del bien común.
Los Laicos (de la palabra “laos”, pueblo), son los fieles cristianos - a excepción del orden sagrado y del estado religioso - que integrados al Pueblo de Dios por el Bautismo y de esta manera habiendo entrado a participar de la misión profética, sacerdotal y de servicio de Cristo, en su estado de vida propio, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que les corresponde. Quiere esto decir que todos los bautizados somos corresponsables de la misión de la Iglesia de diversos modos, y que especialmente los laicos, ejercen esa misión en la vida propia de la familia, el trabajo, las profesiones, la política, el servicio público, la educación etc. Cuando hablamos del Laicado, nos referimos al conjunto de los laicos, en comunión con los Pastores (Papa, Obispos, sacerdotes), legítimamente instituidos por el Señor, quienes organizados participan eficazmente en toda la vida de la Iglesia y se proyectan eficazmente en la misma organización de la sociedad con justicia, solidaridad y fraternidad.
Laicos Unidos Es común decir que “familia que reza unida, permanece unida”. Los laicos, que en la vida del Pueblo de Dios ya son “familia”, requieren varios ambientes o compromisos de unidad. El primero, la unidad en la propia familia y en sus grupos particulares de trabajo de base. Unidad en los pequeños grupos o comunidades sea en la vida de su Parroquia o también en las organizaciones de bien común en las que se encuentra vinculado. Unidad permanente con su Parroquia, trabajando con entusiasmo y compartiendo tiempo, experiencia, capacidades y recursos varios en el crecimiento y organización de las mismas. Unidad con la Diócesis y en ella, con espíritu y actitud de comunión, con su Obispo quien es garante, en nombre del Señor, de esa unidad para todos. Unidad con sus hermanos laicos y laicas, porque juntos, con esta disposición y actitud, son siempre un signo elocuente del querer de Jesús de vivir y testimoniar esta comunión. Unidad y cercanía con los hermanos y hermanas de la vida consagrada o vida religiosa en la Iglesia, para compartir el sentido de sus carismas y compromisos apostólicos. Unidad con toda la Iglesia universal, manifestado en amor, escucha sincera y respetuosa y acatamiento al Santo Padre, quien en nombre de Cristo, representa y significa la unidad de todo el Pueblo de Dios. Finalmente, trabajo constante por lograr la unidad con todos los demás hermanos y hermanas de otros credos y confesiones religiosas y las personas de buena voluntad, a quienes, sin perder nuestra propia identidad, quisiéramos ver formando parte de la gran familia espiritual de la Iglesia.
Para aplicar Tenemos la oportunidad de conocer y profundizar en este mes especialmente, cual es la misión y la vocación propia de los laicos en la Iglesia y en el mundo y a partir de esa conciencia integrarse más en todos los aspectos de nuestro proceso Arquidiocesano de pastoral, que juntos vamos desarrollando. Es necesario un mayor compromiso y participación en los grupos, comités y frentes apostólicos y de trabajo solidario que estamos impulsando. Pero es igualmente importante en este tiempo de debate electoral, que los laicos contribuyan a que, mediante su participación y gestión desde los valores y las exigencias éticas del Evangelio, aplicados a la vida política, económica y social, contribuyan como es su tarea inmediata, a superar la corrupción, la violencia y los males que afectan, tanto nuestra convivencia cotidiana como la necesaria búsqueda del bien común. Con mi sincero y cordial saludo en el Señor. † ISMAEL RUEDA SIERRA Arzobispo de Bucaramanga

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